Al cierre del segundo trimestre, Lenovo ha alcanzado por fin la cúspide del mercado mundial de PC, desplazando a HP, líder desde hace años. Gianfranco Lanci rehúsa festejar il sorpasso: el veterano directivo italiano, máximo responsable de las actividades de Lenovo en la región EMEA (Europa, Medio Oriente y África) responde telefónicamente que «ninguna cuota de mercado es para siempre, y no podemos descartar que un competidor nos adelante en algún momento». Se comprende la discreción de Lanci, porque la diferencia que separa a Lenovo de HP es de sólo tres décimas. Aunque se hace difícil imaginar que una empresa que controla el 40% del mercado chino vaya a caerse del trono.
Los resultados del trimestre, presentados a mediados de agosto, son una confirmación de la tendencia, en su vertiente financiera: Lenovo ha vuelto a batir las expectativas, con un incremento del 10% interanual en ingresos [8.800 millones de dólares] y del 23% en beneficio neto [174 millones]. En este último parámetro, la rentabilidad, se traslucen dos circunstancias que para nada son contradictorias: el mayor peso de los productos de alto margen y un sistemático recorte de costes.
En la conversación telefónica, Lanci manifiesta que en la región que él dirige, Lenovo ocupa el segundo puesto, con un aumento de 3,2 puntos, que contrasta con el descenso del 19,5% sufrido por el conjunto de la industria en EMEA.
La progresión de Lenovo “ha sido gradual”, dice Lanci. Al iniciarse 2011, era la tercera marca global, con una cuota del 11,9%; a finales del 2012 se colocaba segunda con el 15,7%; han pasado otros seis meses y encabeza el ranking con el 16,7% de las unidades despachadas. La clave es doble: el mercado sigue cayendo – de enero a junio, un 12,7% – pero Lenovo ha cerrado el trimestre con un saldo casi plano (-1,4%).
Ya se ha escrito mucho sobre la explicación de fondo: las tabletas siguen achicando el espacio de los PC. «Los esfuerzos de la industria por recortar los precios – dice Jay Choud, analista de IDC – a la vez que introduce ordenadores táctiles e híbridos”. Para Isabelle Durand, de Gartner, «el agudo declive de ventas se debe a una transformación en las pautas de uso, que beneficia a las tabletas y perjudica a los portátiles». La demanda es débil en Europa occidental – coinciden ambos – porque la ratio de sustitución del parque de PC es extremadamente baja, y las tabletas se llevan una parte de la renta disponible. Lanci introduce un matiz: «sería insensato por nuestra parte descuidar un mercado de esta magnitud, en el que hemos construido un negocio equilibrado en los últimos cuatro años».
Su principal rival, HP, ha bajado al segundo puesto por menos de 300.000 unidades sobre más de 12 millones despachadas en el trimestre, con lo que puede darse por satisfecha: es la primera marca en Estados Unidos y en Europa, donde Lenovo la sigue a rebufo. En España, el mercado europeo que más retrocede (-43,7% según IDC) la marca estadounidense mantiene su primacía, mientras su rival china ha avanzado tres puestos.
Con esta trayectoria, es natural que los dirigentes de Lenovo no compartan la pertinaz prédica de quienes pregonan la «era post-PC». Yang Yuanqing, presidente ejecutivo de la compañía china, se guía por otra definición que inspira su estrategia: «hemos entrado en la era PC plus»; con esta expresión se refiere a la coexistencia de nuevos PC – transformados física y funcionalmente para ser competitivos – con las tabletas, los smartphones y otros «dispositivos inteligentes conectados». A diferencia de las marcas tradicionales de PC, como HP y Dell, que se han dormido en los laureles, Lenovo ha arraigado a tiempo en estas categorías, lo que le permite presumir de estadística: su cuota del 43% del mercado chino de PC se convierte en el 74% cuando se suman los dispositivos nombrados.
Y no se trata sólo de China, sino de un conjunto de mercados emergentes. El año pasado Lenovo lanzó sus smartphones y tabletas en India, Indonesia, Vietnam, Filipinas y Rusia, que en 2013 toca el turno a América Latina (principalmente Brasil) y Europa del Este, y que para el año próximo se esperan nuevos productos en los mercados maduros de Europa occidental.
Estos planes pueden sonar ambiciosos, quizá demasiado en el actual estado de la economía mundial, pero hay que tener en cuenta que China y otros mercados emergentes aportaron dos terceras partes de los 34.000 millones de dólares que ingresó Lenovo en su ejercicio acabado en junio (un poco más del doble de lo facturado cuatro años antes), lo que tiene como contrapartida un mediocre beneficio operativo, del 2,3%. Por esto, la expansión de la cuota de mercado tiene que ser compatible con la rentabilidad, recuerda Lanci (que ya vivió ese problema cuando presidía Acer). La lección que transmite Yuanqing es la necesidad de ir no sólo más allá del PC sino también del PC plus, diversificando la compañía hacia segmentos de mercado con mayor valor añadido.
La manifestación más obvia es el hecho de que, por primera vez, la aportación de los dispositivos móviles – smartphones + tabletas – fueron superiores a los de PC. No es algo que puedan decir otras marcas, pero la división MIDH (Mobile Internet Digital Home) ha crecido un 105% sobre el mismo trimestre de hace un año. Es un ritmo que no puede mantenerse: el crecimiento va a declinar a medida que crezca la cuota de mercado. “En China – explicaba Yuanqing – nuestro negocio de smartphones es muy sólido, pero en el resto del mundo está todavía en la fase de inversión”.
Precisamente hoy, 5 de setiembre, Lenovo presentará en Berlin, en el contexto de IFA, toda una batería de nuevos productos, que va desde los nuevos ThinkPad, ultrabooks y convertibles, hasta tabletas y dos smartphones de la familia Vibe X. Estos últimos, una absoluta novedad en los mercados occidentales, se lanzarán gradualmente en los próximos meses.
Más cosas. Un acuerdo firmado en 2012 para revender equipos de almacenamiento de EMC es una pieza de esa diversificación, pero no se ha informado de cuál ha sido hasta ahora su contribución a los ingresos de Lenovo. Mucho más interesante, potencialmente, es el intento de adquirir la división de servidores de baja gama de IBM, que detenta un 10% de cuota de mercado (la de Lenovo no llega al 2% y se concentra en China). Se trata de un mercado problemático, muy disputado, del que a IBM le gustaría retirarse, repitiendo la jugada del 2005, cuando se desprendió de su división de PC vendiéndola, precisamente, a Lenovo.
Inicialmente, no ha habido acuerdo sobre el precio, y la negociación entre las partes parece rota: IBM pide 5.000 millones de dólares como mínimo, y Lenovo ofrece 4.000 millones como máximo. Todavía es posible llegar a un acuerdo, pronostican los analistas, entre otras cosas porque IBM ha quedado en evidencia y cualquier otro candidato sería un competidor en otras áreas. Si se concretara, Lenovo se pondría (teóricamente) tercero de la tabla en un solo movimiento, con el aliciente de heredar un canal de distribución potente y capilar.